Debido al aumento desmedido del consumo de energía, los países industrializados debieron implementar políticas de eficiencia energética que tuvieron como resultado el desacoplamiento del crecimiento del PIB del de consumo de energía.
Para el caso de Chile, el consumo de energía ha estado creciendo a un ritmo similar al del PIB, lo que nos indica que el país presenta un patrón ineficiente en la producción y uso de la energía.
Para el caso de la producción de electricidad, la situación es aún más crítica, ya que de acuerdo a las cifras, nuestro país está duplicando sus necesidades de energía eléctrica cada 10 años, mostrando un pronunciado alejamiento entre el PIB y la demanda eléctrica.
Como se muestra en la figura de torta, el consumo total de energía en Chile durante el año 2009 fue de aproximadamente 250 mil Teracalorías, de las cuales cerca del 43% correspondió a derivados del petróleo, seguido de la leña (20%), carbón y electricidad (16% c/u) y gas natural (12%).
Aunque no se muestra en el gráfico, durante el año 2009, se produjeron cerca de 137 teracalorías (0,05% del total) con energía eólica y biogás. Esta producción representa un aumento del 417% en comparación al año 2008.
Ahora, como se expresa en la siguiente tabla, con respecto al consumo de combustibles (expresado en Teracalorías), en términos relativos al año 2007, durante el 2009 disminuyó el consumo de combustibles primarios en un 3,8%, donde la caída más pronunciada se observó en el gas natural (-51%).
Con respecto al año 2008, en el 2009 las mayores caídas fueron el carbón (-8,6) y el petróleo (-3,6%), mientras que los mayores incrementos correspondieron a la producción eólica (+107%), el gas natural (+21%) y la hidroelectricidad (+3,8)
El menor consumo de combustibles en el año 2009 se puede asociar más a la crisis económica que comenzó en el 2008, que al fortalecimiento de medidas de eficiencia energética.
De acuerdo a las proyecciones, en el país se espera un aumento del consumo de combustibles de un orden del 5,4% promedio anual para el período 2007-2030. Los principales incrementos provendrían del diesel (+6,5%) y los petróleos combustibles (8,9%).
La distribución del consumo de energía por sectores, como porcentaje de las teracalorías totales consumidas para el período 2007- 2009, se puede observar a continuación.
Consumo de energía secundaria por sectores, para los años 2007 y 2009. Nótese que se incluye el consumo en los centros de transformación.
Las cifras sectoriales muestran una disminución del 4,2% en el consumo de energía de los 6 sectores mencionados en la tabla, para el período 2007-2009. Las caídas más bruscas se observan en los centros de transformación (-12%) y en el sector industrial y minero (-2,4%).
Durante el año 2008 se enfrentó lo que el ministro de energía de la época denominó, una "tormenta perfecta": se conjugaron la sequía, la falta de suministro de gas argentino, un terremoto en el norte y la caída de importantes centrales de generación. Esta situación tuvo al país al borde del temido “Blackout”.
En el 2010, después del terremoto de Febrero, se tuvieron 3 apagones y en Marzo del 2011, el Gobierno emitió un decreto preventivo de racionamiento, debido a lo complejo que se visualiza el escenario de abastecimiento eléctrico del país.
Se estima que la demanda eléctrica subirá un 5,14% anual en los próximos años. En este escenario, para el año 2030 no habrá capacidad para suplir esa demanda. En los próximos 10 años, Chile requerirá unos 14.500 Mega Watts de capacidad de generación eléctrica adicional.
La demanda eléctrica media del Sistema Interconectado Central (SIC) pasará de 5.000 MW el año 2007 a casi 17.000 MW el 2030. Para el Sistema Interconectado del Norte Grande (SING), la demanda media se duplicará, pasando de 1.400 MW a prácticamente 2.700 MW en el mismo periodo.
Las cifras antes mencionadas nos indican que el patrón de generación y consumo de energía en nuestro país no es sustentable, ya que no se ha podido desacoplar el producto bruto nacional con el consumo de energía, a diferencia de los otros países de la OECD.
Adicionalmente, la generación de electricidad se duplica cada 10 años acarreando, por el estilo del crecimiento económico chileno, la construcción de megacentrales hidroeléctricas y generadoras a carbón y petróleo. Esta situación tiene como consecuencias la destrucción de hábitats naturales en el primer caso y contaminación del aire, agua y suelos en el segundo, con las obvias consecuencias para la salud de la población. Las cifras hablan por sí solas también respecto a la falta de sustentabilidad ambiental de nuestra matriz energética: la participación de la hidroelectricidad es solamente del 42%, mientras que el 63% de las centrales en construcción son térmicas, de las cuales el 93% es en base a carbón.